jueves, febrero 01, 2007

COMO POCILLO DE LOCO

Por Alexis bastidas.
La realidad exige respuestas íntimas, cuando se trata de alcanzar la plenitud de la vida.
Luchar por todo y contra todo es el modo de ser del hombre en el mundo. Concebir la vida ignorando el sufrimiento ocasionado por la miseria de no saber quien se es y para que sirve la vida es una tragedia.
Pensar como el hombre se consume en la justificación de las circunstancias de la vida y no en la esencia de si mismo. Le han dejado cansado y desnudo ante la impotente tormenta del tiempo. La percepción de que la muerte es el fin le ha conducido a una vida absurda donde no hay espacio para la fe y mucho menos para la esperanza.

¿Es cierto que el hombre muere con la muerte?
Depende. Hay hombres que eligen estar muertos. Hay hombres que eligen aniquilar a otros hombres. Sin embargo, la tarea la vida no termina con la muerte. El hombre es un ser espiritual. La muerte es un elemento que conduce al ser humano a conquistar la trascendencia.

¿Qué es la trascendencia?
Es el vehiculo que conduce de la muerte a la vida. Es el fruto de la conciencia ilustrada y espíritu libre. El hombre trasciende cuando entiende la vida y le da sentido a su existencia.

¿Trasciende el hombre común y corriente?
La trascendencia no es un asunto de clase social o poder económico. El hombre trasciende por la sabiduría con la que establece un dialogo fluido con el universo y por el sentido común
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¿Como traducir esto en los asuntos cotidianos que nos ocupan?
En lo que se refiere a mí, gozar la vida es celebrar la misa por las tardes. Disfrutar de un cafecito en compañía de unos buenos amigos. Gozar de una grata conversación en el café fortuna. Escuchar por la radio que los Leones les propinan una sabrosa derrota a los navegantes del Magallanes. Celebrar la música del maestro Aquiles Báez con mi madre. Leer a Gabriel García Márquez cada verano. Dicho de una manera simple: cada quien sabe donde aprieta el zapato y como matarse los piojos gozando este mundo y el otro. Vivir consiste en construir nuestra historia con todas aquellas memorias que nos permiten vencer el olvido, la locura y la muerte.
Al final de todo, trascender es colocar en la maleta de viaje las memorias de cuanto hemos vivido para compartirlas con quienes podemos conseguir por el camino camino. Es tener perfecta conciencia de que se ha vivido y se tiene memorias para constatarlo.