miércoles, agosto 01, 2007

Las circunstancias y yo

por Alexis Bastidas

La realidad es una tarea que nace con el hombre pero no muere con este. El hombre vive agobiado por la muerte y su desenlace definitivo. Se engaña quien piensa en la realidad como un discurso ante el cual no tiene otra salida. Para entender y transformar la realidad es menester descubrir la vida.
El cuidado que debemos tener a la hora de conquistar la vida va mucho más allá de la satisfacción del ego. Al hacerlo de manera egoísta, podríamos llegar a la conclusión de que la realidad es un capricho, una opinión sobre un asunto del cual se es parte y que nos envuelve
Debemos cuidar también en este proceso transformador reducir la realidad al ámbito material. La realidad será siempre un conjunto de universos en los que el hombre encuentra la oportunidad de conquistarse así mismo y alcanzar la trascendencia.
Los cambios de la realidad no son mágicos ni se consiguen por la práctica errónea de algunos ritos religiosos. La transformación de la realidad nace y se cultiva en la conciencia. Los cambios pasan también por la comprensión profunda de la existencia del hombre como una expresión de la voluntad de Dios. Somos un proceso que nace en las manos de Dios pero que alcanza la plenitud en la discreción del hombre. Sin embargo, a pesar de las muchas ganas de alcanzar la perfección contamos con poco tiempo y por lo general la conciencia nuestra vive bajo el sopor de la ebriedad de ideas hermosas pero inútiles, así como también de conductas ampliamente dominadas por la necedad.
Para cambiar es necesaria la voluntad de hacerlo, así como también la visión, el potencial, las circunstancias y los recursos. Para transformar la realidad es de gran utilidad descubrir en la vida, el poder de la fe, la esperanza y el amor.
Resulta irritante ver como los hombres que cultivan el poder apuestan al terror, la violencia y la muerte como herramientas legítimas para establecer los cambios que a su juicio son necesarios para ajustar la realidad a la visión que tiene de esta.
Mención especial en los ejercicios de poder del pasado y del presente es la manipulación de la pobreza como el argumento que justifica cualquier decisión a la hora de hacer la guerra.
Hemos transitado por el tiempo, mas lo que hemos aprendido de la historia refleja que aun ignoramos que los cambios nacen en el corazón del hombre y se hacen realidad en la conciencia