miércoles, noviembre 01, 2006

El cielo sale para todos

Por Alexis Bastidas

Todo en la antigüedad indica cuan importante es el asunto de la vida después de la muerte. El arte, la ciencia entre otras manifestaciones del saber no encontraban como concretar en la realidad un mundo fuera del tiempo. Fue entonces cuando coloco fuera de la realidad, el mundo en el cual quería vivir. Eligio lengua, cultura, política, economía y religión como elementos específicos para definir la vida en la eternidad.
A todas estas, en el proceso de diseñar una respuesta, el hombre ignoro a Dios, único interlocutor de la eternidad, creando así su propio cielo. En el fondo se proponía conquistar la eternidad no como hombre, sino como dios.
¿Es el cielo un escape?
Partiendo del hecho de que el hombre puede contemplar y vivir en la presencia de Dios aquí y ahora. El cielo resulta real en un tiempo real, por cuya razón no es necesario morirse para disfrutar de él. Sin embargo, es un escape para quien se niegan a la posibilidad de contemplar a Dios en la realidad, colocándolo fuera del tiempo.
El tiempo de Dios es el eterno presente. El modo como participamos en él, es por medio de un encuentro personal, llamado comunión. En el fondo es simple, se esta comunión con Dios o no.
La eternidad comienza con nuestro nacimiento, es un proceso de ser -con Dios. de vivir-con Dios en la cotidianidad. No es un escape o mucho menos un lugar donde lograremos vivir como nos gusta. La eternidad es un estilo de vida que solo logra iluminarse por la vivencia personal de Dios.
Dios no es el opio del pueblo, como dijera alguien en le siglo IXX. El verdadero opio del pueblo, lo constituye el culto a la ignorancia de Dios y a la idolatría que se profesa el hombre a si mismo. El sueño de dejar de ser hombres para convertirnos en Dios, es la causa radical del envenenamiento constante de la conciencia del hombre y su salida ente la muerte.
El gran escape, consiste en decir no al ateismo funesto que aniquila toda posibilidad de contemplar la eternidad como algo propio al hombre. Consiste en desechar la vieja idea de hoy no mañana sí. Es escapar de todo intento de vender la eternidad como una propiedad. Escapar de la costumbre de pensar en la eternidad como algo mágico en lugar de algo místico.
En otras palabras la eternidad y la vida en ella no es un asunto perteneciente a la imaginación, sino a la experiencia absoluta de Dios en el tiempo. Si Dios vive aquí y ahora, porque no ha de vivir en perfecta armonía con el hombre en otros universo. Las palabras de Jesús hoy estarás conmigo en el paraíso, nos recurada la promesa del gozo pleno de una amistad que trasciende el tiempo. Dicho de paso, amistad que no se impone a nadie y que es fruto de la búsqueda trascendente en el amor de Dios.
Una vez más, el gran escape consiste en salir de la pereza espiritual que nos tiene tuyidos, para gozar de la plenitud de la vida en el tiempo y fuera de este.